Este blog fue escrito por una de nuestras consultoras, Carolina Sofrony Esmeral

S+50

 

El sector turismo es un renglón importante para la economía de Colombia. La contribución del turismo al valor agregado nacional es de 2,15% y en el año 2019 el valor agregado de alojamiento y servicios de comida creció 4,7% respecto a 2018, llegando a los $34,1 billones de pesos. En este mismo periodo, las divisas que ingresaron al país por viajes y transporte aéreo de pasajeros crecieron 2,4%, sumando USD $6.786 millones, y el número de visitantes no residentes aumentó 3%, alcanzando una cifra récord de 4.528.912 visitantes. En 2019 el turismo aportó 618.000 trabajos de tiempo completo, lo que equivale a aproximadamente el 3% del total de ocupados en el país (World Travel and Tourism Council - WTTC). De acuerdo con ProColombia, a pesar de la pandemia causada por el COVID 19, el turismo ha tenido un repunte importante y este año se espera recibir cerca 3.500 millones de turistas extranjeros.

En los últimos años, en Colombia se ha puesto de manifiesto la necesidad que el sector del turismo se involucre de manera activa en la conservación del capital natural y los valores ecológicos del país, en la misma proporción en que hace uso de los mismos para soportar sus actividades. Este sector se encuentra ante la oportunidad de transformarse, consolidándose como un negocio económicamente rentable y viable, pero también como un vehículo de desarrollo social, un medio de protección de los modos de vida de las comunidades, y un instrumento para la conservación del medio ambiente, la biodiversidad, los ecosistemas y los recursos naturales del país.

Reconociendo lo anterior, el país cuenta con una Política de Turismo Sostenible denominada "Unidos por la naturaleza", adoptada por el Decreto 646 de 2021. Su objetivo es fortalecer la sostenibilidad de la cadena de valor del turismo en Colombia, con el fin de mejorar su competitividad, garantizar la conservación y uso responsable del capital natural y generar un mayor valor agregado y diferenciación para el país.

Dada la importancia del sector de turismo como parte de la Consulta Nacional para el reporte Estocolmo +50 "un planeta saludable para la prosperidad de todos: nuestra responsabilidad, nuestra oportunidad", se realizó el pasado 29 de marzo, un diálogo que invitó a reflexionar sobre las prioridades del país frente al desarrollo del turismo sostenible como una apuesta que favorezca a las comunidades locales y contribuya a frenar los procesos de degradación ambiental de los territorios.

Este espacio, que convocó a representantes del gobierno (nacional y municipal), la academia, el sector privado y las comunidades locales, permitió abordar temas coyunturales frente al desarrollo y pertinencia de un turismo sostenible, que involucre a las comunidades locales, y que tenga en cuenta los compromisos del punto 1 del Acuerdo de Paz: aumentar el bienestar de los habitantes rurales, impulsar la integración de las regiones y el desarrollo social y económico, promoviendo oportunidades para la ruralidad colombiana, especialmente para las poblaciones más afectadas por el conflicto armado y la pobreza.

Frente a lo anterior, representantes de las comunidades locales manifestaron la necesidad de avanzar en la construcción colectiva para formular una política de turismo y paz, con un enfoque de resiliencia y reconciliación social, que deberá además propender por garantizar una articulación efectiva entre todos los sectores, de todos los niveles (nacional, departamental y municipal), para producir nuevas experiencias y productos. Realidad que solo será posible si se cuenta con inversión social (salud, educación. capacidades fortalecidas, entre otras) concertada con las comunidades para apoyar el ecoturismo.

Desde el sector privado se reconoce el amplio y nutrido marco normativo con el que cuenta el país para regular la actividad turística. Sin embargo, surge la pregunta sobre la eficacia en su implementación y su aporte a promover la sostenibilidad en el sector. Actualmente, los territorios con potencial turístico en el país no cuentan con planes de ordenamiento acordes con su realidad, por lo que los instrumentos para promover un turismo sostenible, con herramientas de monitoreo y control adecuadas, son limitados.

Lo anterior permite reflexionar sobre ¿cuál es la realidad del turismo comunitario en los territorios? ¿cuál es su aporte a la conservación de los territorios? Sin duda para avanzar en un turismo comunitario sostenible se requiere involucrar a la misma comunidad en estos procesos, promoviendo la construcción desde los territorios. Los planes que se construyan deberán estar apoyados en estudios de mercado reales, lo que evitará generar falsas expectativas entre los beneficiarios. Se deberá propender por un acompañamiento permanente a las comunidades para garantizar la viabilidad y sostenibilidad de estas iniciativas, así como en la generación de sinergias con los diferentes actores (departamentales, municipales y locales).

Finalmente, es fundamental que se reconozca el aporte a la conservación, de biodiversidad y cultura, del turismo comunitario. Dado que el turismo comunitario se beneficia de todos los eslabones de la cadena (proveedores de alimentos e insumos, comercios, y otros actores de la cadena en el mismo territorio) se disminuye la presión en la expansión de la frontera agrícola. Asimismo, esta tipología de turismo por lo general se sustenta en la naturaleza, promoviendo paisajes bien conservados, en donde de manera indirecta se contribuye a frenar la deforestación.

Por todo lo anterior el país le debe apostar a desarrollar un turismo sostenible, que involucre y beneficie de manera directa a las comunidades locales. Esto solo se logrará con un trabajo mancomunado entre lo público y lo privado, en todos lo niveles.

 

#ConversemosSobreElPlaneta #Estocolmo+50

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