Las Directrices sobre Resiliencia de la ONU ofrecen un enfoque flexible que puede adaptarse a los contextos y necesidades de los países. No se trata de un plan, sino de un complemento para los esfuerzos de creación de resiliencia que se están llevando a cabo a nivel nacional, ya que aborda las lagunas y los cuellos de botella para lograr una acción más completa y coordinada.
El público principal de las Directrices son los Equipos de las Naciones Unidas, a quienes las Directrices buscan ayudar en su trabajo para preparar mejor a los gobiernos a nivel nacional y subnacional para liderar la creación de resiliencia. Proporciona una referencia a nivel de toda la ONU en materia de creación de resiliencia para cumplir con la Agenda 2030, que está integrada en la reforma de la ONU y en la Agenda de Prevención del Secretario General. Se trata de directrices operativas para una aplicación práctica a nivel nacional que promueve un entendimiento común de la resiliencia basado en principios compartidos. Explica el proceso de creación conjunta de resiliencia para el Sistema de la ONU y sus asociados e incluye un detallado anexo de herramientas y metodologías prácticas.
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