Para el Diálogo 1, se organizaron 2 talleres el 21 y 26 de abril. En los cuales participaron 102 personas, teniendo participación del sector gobierno, sector cooperante y población civil. Además, se contó con insumos de las encuestas virtuales dirigidas a jóvenes y 1,001 respuestas obtenidas de la población guatemalteca.
Entre las principales conclusiones podemos mencionar que los varios sectores abordados identificaron como prácticas para restaurar una relación positiva con la naturaleza a las prácticas basadas en bajas emisiones y en uso eficientes de los recursos clave, como el agua, el suelo y los bosques.
Temas transversales surgieron en muchos sectores como el dar una mayor importancia a la educación ambiental y la socialización de prácticas tanto modernas, como ancestrales que sean sostenibles, regenerativas y amigables con el medio ambiente; y que promuevan al mismo tiempo el desarrollo de las comunidades y de la población en general.
El enfoque de las acciones propuestas se encuentra en una mejora de los mecanismos legales y en la restauración y la conservación de los ecosistemas. También se hizo mención que un gran reto es la debilidad en los mecanismos legales, por eso es importante implementar los mecanismos legales existentes y generar nuevos mecanismos que involucren a las comunidades, impulsen la educación ambiental, el uso eficiente y sostenible de los recursos y el uso de energía renovable. A su vez, se hizo ver la necesidad de rescatar prácticas ancestrales amigables con el ambiente y de impulsar las buenas prácticas existentes y las acciones necesarias para el cumplimento de la NDC.
En el marco de la inclusión de partes vulnerables y marginadas de la población se habló de la necesidad del fortalecimiento comunitario y de tener objetivos a largo plazo para integrarlos/las en el proceso de desarrollo sostenible del país y en la toma de decisiones. Promover incentivos forestales, organizaciones y reservas forestales privadas, impulsar la transferencia de capacidades, mejorar los medios de vida, valorar los conocimientos ancestrales que son amigables con el ambiente, y en general, empoderar a las comunidades fueron algunas de las acciones priorizadas en este sentido, luchando contra la pobreza y el hambre al mismo tiempo para un planeta sano y saludable.
Como indicadores y métricas priorizadas para medir los avances hasta un planeta saludable y próspero se identificaron no solamente índices económicos, sino realmente índices ambientales como la cobertura forestal, la calidad del agua y el uso del suelo, la cantidad de emisiones de GEI, el número de hectáreas restauradas cada año, indicadores de biodiversidad; sin olvidar indicadores que nos den una idea del desarrollo de la población, como los indicadores de las Prioridades Nacionales del Desarrollo, el porcentaje de la población que tiene acceso al agua, el porcentaje de alfabetización y el número de empresas lideradas por mujeres.
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